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| S t a r t B i b l e P u b l i c a t i o n s |
SE PUEDE PERDER LA SALVACIÓN SI SE DA LA ESPALDA A CRISTO
Por George W. DeHoff
El hombre fue creado a la imagen de Dios pero se hizo pecador al extraviarse de El. Adán y Eva fueron creados puros, santos e inocentes. Por su creación eran hijos de Dios, pero habiendo sido creados a la imagen de Dios, tenían el poder para escoger. Y escogieron hacer el mal. El diablo les había dicho "De cierto no moriréis" (Génesis 3:4) pero Dios ha dicho "El alma que pecare, ésa morirá" (Ezequiel 18:20). El pecado separó a Adán y a Eva de Dios. El hombre es libre para actuar antes y después de su conversión, capaz de escoger entre seguir a Cristo y convertirse en cristiano, o rechazar a nuestro Bendito Señor negándose a serle fiel.
Dios ama a su hijos y desea que sean salvos. A través de la Biblia les ha advertido más de 2,000 veces en contra de la infidelidad, de las caídas, del apartarse poco a poco y algunas veces hasta de rechazar al Padre Celestial. Si fuera imposible caer, entonces esas advertencias no tendrían sentido, pero nos son dadas porque Dios nos ama y desea que vayamos al cielo.
Hay muchos ejemplos en la Biblia sobre los que se convirtieron en hijos de Dios y luego volvieron atrás. "Dios no perdonó a los ángeles que pecaron sino que los arrojó al infierno" (2 Pedro 2:2-4). A los cristianos se les exhorta, "Sed diligentes en afianzar vuestro llamamiento" (2 Pedro 1:10). Pablo dijo, "El que piense estar firme, mire que no caiga" (1 Cor. 10:12). El amado apóstol Pablo trató su cuerpo severamente y lo puso en servidumbre para que, habiendo proclamado a otros, él mismo no fuera a ser repudiado (1 Cor. 9:27). Nuestro Señor nos ha dicho, "El que guarde mis palabras, nunca verá muerte" (Juan 8:51). Si vivimos conforme a la carne, moriremos, mas viviremos si hacemos morir las obras de la carne (Romanos 8:13).
Todo cristiano tiene la obligación de seguir, mantenerse y continuar en las enseñanzas de Cristo (1 Juan 2:24) de modo que sirva a Dios ahora y vaya al cielo al final de la jornada. Esta es la fidelidad a que os estimula el pueblo de Dios.
ISRAEL -- EL EJEMPLO DE DIOS
Durante el período del Antiguo Testamento los israelitas eran el pueblo de Dios. "Hijos sois de Jehová vuestro Dios" (Deut. 14:1). Eran gente santa al Señor. Véase en Primera de Corintios 10:1-10 todo lo que Dios dijo sobre ellos: (1) Fueron bautizados en Moisés. (2) Comieron alimento espiritual. (3) Tomaron bebida espiritual. (4) Quedaron tendidos en el desierto. (5) Codiciaron cosas malas. (6) Fueron idólatras. (7) Fornicaron. (8) Cayeron como 23,000 en un día. (9) Provocaron al Señor. (1) Murmuraron. Algunos fueron muertos aún en el mismo acto de fornicación (Números 25:8). Dice Dios que los que practican esas obras de la carne no pueden ser salvos (Gálatas 5:19-21).
Hemos oído muchas veces que una vez se es un hijo de Dios, siempre lo será. Pero es posible que un hijo pueda ser desheredado. Dios dijo que desheredaría a los desobedientes. "Los heriré de mortandad y los destruiré" (Números 14:12). Dios es tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable (Números 14:18).
Las cosas que sucedieron a Israel son un ejemplo para nosotros. Somos hijos de Dios. Nos ha reservado morada en los cielos pero nos desheredará si le somos infieles. Si nos olvidamos de Dios seremos echados al infierno. "Mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días" (Jeremías 2:32). "Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios" (Salmo 9:17).
EL LIBRO DE LA VIDA
Al convertirnos en cristianos, Dios escribe nuestro nombre en el Libro de la Vida del Cordero. "Cuyos nombres están en el libro de la vida" (Filipenses 4:3). Nuestros nombres pudieran estar escritos en lugares prominentes, pero ningún lugar se puede comparar con el cielo. Dios borrará de ese libro a los que no hagan el bien. "Al que peque contra mí, a ése raeré yo de mi libro" (Exodo 32:33). Los que no tengan sus nombres escritos en el libro de la vida se perderán. "Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (Apoc. 20:15). ¡Cuán importante es que nuestros nombres estén escritos en este libro al convertirnos en cristianos, y más importante aún, que vivamos de tal manera que nuestros nombres no sean borrados por Dios!
VIDA ETERNA
A través de Su Palabra, Dios nos enseña que los cristianos tienen vida eterna. Esta es vida eterna en Cristo (Juan 6:40). La Biblia fue escrita para que creamos y así tengamos "vida en su nombre" (Juan 20:31). Los que no vengan a Cristo no gozarán de vida eterna (Juan 5:40).
Los cristianos reciben la vida eterna en la era venidera. Mientras estemos aquí será "en la esperanza de vida eterna" (Tito 1:2), que ha sido prometida a los cristianos, y la recibimos después que la buena batalla de la fe ha concluído (1 Tim. 6:12). Cristo dijo que esta recompensa será en la era venidera (Marcos 10:29-30). Nuestra resurrección de entre los muertos es a "resurrección de vida" (Juan 5:28-29). Después del juicio final los justos irán a la vida eterna (Mateo 25:46).
Es maravilloso saber que mientras estamos aquí nos mantenemos cultivando la semilla del reino día a día y que, al final de la jornada, recibiremos la vida eterna (Gálatas 6:8).
Aquí en la tierra todas las cosas son frágiles -- las rompemos, las perdemos o se desgastan. Pero al final de la jornada, cuando todas las batallas se han peleado y se ha llegado a la victoria final, recibiremos la corona de vida que no desmerece.
GUARDEMOS LA FE
Es posible haber creído en la verdad, convertirse en cristiano y más tarde (1) apartarse de la fe, (2) escuchar a espíritus engañadores, (3) practicar doctrinas de demonios, (4) hablar mentiras con hipocresía, y (5) tener la conciencia cauterizada (1 Tim. 4:1-2). Se dice de algunos que incurrieron en condenación por haber dejado a un lado su fe (1 Tim. 5:12) y de otros que se desviaron de la fe (2 Tim. 2:18). Algunos naufragaron en cuanto a la fe (1 Tim. 1:19), y otros creyeron por un tiempo y luego desistieron (Lucas 8:13).
El Señor echó a su propio siervo en las tinieblas de afuera (Mateo 25:30), y sacó de la vid a todos los que no llevaron fruto (Juan 15). Véase que ésos estaban en la vid -- o sea en Cristo, que es la vid verdadera -- y más tarde fueron sacados de la vid por el mismo Señor, y echados al fuego.
La gracia de Dios no falla nunca pero es posible que nosotros caigamos de la gracia (Gálatas 5:4). Si pudiéramos ser salvos en esa condición, ¡seríamos salvos sin la gracia de Dios!
El hermano que ha pecado no necesita ser bautizado de nuevo -- porque ya es un hijo de Dios. Lo que necesita es arrepentirse y orar (Hechos 8:22). Si caminamos en la luz según se nos da en la Palabra de Dios, tenemos comunión con otros cristianos y la sangre de Cristo nos limpia a todos de pecado (1 Juan 1:10). Esta limpieza continua la reciben aquéllos que sirven fielmente al Señor. Los que no le sirven o rechazan su fe y dan la espalda a su gracia, se perderán finalmente.
Nuestra gran comisión es permanecer fieles a nuestro Amado Señor y enseñar a otros a amarle y servirle.
PREGUNTAS
¿Quién fue el primero que enseñó al hombre que no perdería su salvación? (Gen. 3:4).
Explique nuestra libertad de elegir y la posibilidad de dar la espalda a Cristo.
Nombre ejemplos en la Biblia de hijos de Dios que cayeron de la gracia y fueron castigados.
¿Puede un Dios amoroso desheredar a un hijo rebelde? (Vea Números 14:12).
¿Qué consecuencias tendría el que el nombre de un cristiano fuera borrado del libro de la vida de Dios?
Si la gracia de Dios nunca falla, ¿cómo es posible que un cristiano se pierda?